Las Cuatro Estaciones

Johann Pachelbel

Canon

W. A. Mozart

Pequeña serenata nocturna

Antonio Vivaldi

Concierto para cuatro violines en Si menor, RV 580

  • Allegro
  • Largo e spiccato
  • Allegro

LAS CUATRO ESTACIONES

Concierto nº 1 en Mi mayor, RV269 “La primavera”

  • Allegro
  • Largo e pianissimo sempre
  • Allegro pastorale

Concierto nº 2 en sol menor, RV 315 “El verano”

  • Allegro non molto
  • Adagio e piano – Presto e forte
  • Presto

Concierto nº 3 en fa mayor, RV 293 “El otoño”

  • Allegro
  • Allegro
  • Adagio molto

Concierto nº 4 en fa menor, RV 297 “El invierno”

  • Allegro non molto
  • Largo
  • Allegro

Ramin Djawadi

Juego de tronos

Nicola Piovani

La vida es bella

Coldplay

Viva la vida

Howard Shore

El Señor de los anillos

Hans Zimmer

Piratas del caribe

Sábado 8 de Febrero 2025 – 20,30h

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Organiza y patrocina el AYUNTAMIENTO DE LA VILLA DE DON FADRIQUE

Martes 8 de Febrero de 2025

Entrada libre hasta completar el aforo

Ficha técnica

Yago Cervera Alonso, violín y dirección

Eduardo Muñoz Hernández, violín

Luis Alonso , violín

Otilia Fidalgo González, violín

Sebastian Moeferdt, violín

Andrea Serrano Blanco, viola

Mariana Pérez Mariño, viola

Cecilia Arranz Gallego de la Sacristana, violonchelo

Guillaume Biette, violonchelo

Nieves Clemente Castillo, violonchelo

Carlos Martínez de Ibarreta, clave

Notas al programa

El concierto que ofrecemos está dedicado a uno de los compositores más laureados del Barroco tardío, Antonio Vivaldi (Venecia 1678 – Viena 1741) el apodado il prete rosso (“el cura rojo”), por ser sacerdote y pelirrojo. Compuso unas 770 obras, entre las cuales se cuentan 477 conciertos y 46 óperas. Su genio y maestría en el género del concierto fue innegable pero no siempre fue reconocido. De hecho, su obra quedó olvidada, hasta que en 1926 en un monasterio Salesiano de Monferrato (Italia) los monjes querían vender centenares de manuscritos de partituras que tenían ensu biblioteca. No fue hasta después de la segunda guerra mundial que se grabó “Las estaciones” en 1950 y la historia de Vivaldi resurge a través de la investigación musicológica y la tremenda difusión de su música, por este carácter cautivador que ha impregnado su música en las últimas generaciones.

Actualmente se sabe que Vivaldi sufrió una enfermedad crónica y seria desde que fue niño, que le incapacitó durante toda su vida. En muchas ocasiones se ha hablado de una “asma crónico” pero hoy se tiene ciertas certezas que padecía una hipoplasia pulmonar (desarrollo incompleto del pulmón) al ser un niño prematuro. Esto hacía que su día a día padeciera de cansancio crónico y no pudiera hacer esfuerzos físicos normales. Esto no le impidió ser desde joven uno de los violinistas más prolíficos y virtuosos de su época, y ser maestro de violín en el orfanato de niñas llamado Ospedale della Pietá de Venecia, donde compuso en treinta años la mayor parte de sus obras más importantes.

Entre estas obras se encuentran las que vamos a escuchar hoy.

Concierto para cuatro violines

Este concierto compuesto en la tonalidad de Si menor para cuatro violines solistas, violonchelo obligatto y continuo fue publicado junto con otros 11 conciertos en una colección en Amsterdam conocida como “L´estro armonico” op. 3 (inspiración armónica) alrededor del año 1711. El nombre de esta colección se debe muy posiblemente a que el compositor quería profundizar en las posibilidades técnicas de los instrumentos de cuerda y en su versatilidad en la creación de ambientes armónicos y sonoros que generan efectos sugestivos y sorprendentes. Cuando llegó a manos de Johann Sebastian Bach dichos conciertos fueron reescritos por el genio alemán. En concreto este concierto lo transcribió y recompuso para cuatro clavecines (BWV 1065).

La alternancia de la partes solistas, con las partes del tutti, los efectos instrumentales, los contrastes dinámicos y la frescura técnica que la sustentan hacen de este concerto grosso uno de los más prototípicos del carácter del compositor. Amó la vida intensamente, pese a todas las dificultades, y supo reflejar en música la luminosidad y brillantez de su Venecia natal.

Las cuatro estaciones

Estos cuatro conciertos para violín pertenecen a una colección de otros 12 conciertos llamado “il cimento dell´armonia e dell´invenzione” – la armonía y la invención se ponen a prueba o, en otras palabras, la razón y la imaginación chocan, luchan y se reconcilian. La colección fue compuesta entre 1723 y 1725 y se imprimió en Amsterdam en 1725. Estos conciertos son de suma importancia histórica porque marca una transición en la creación artística de la época: del concierto grosso barroco al concierto solista moderno.

De esta manera, estos conciertos implican una nueva reorganización de la orquesta en violín solista, cuarteto de cuerda y bajo continuo (clave).

Y si por algo se han hecho tan famosos ha sido por su carácter programático, es decir, por describir en música los elementos que caracterizan a cada una de las estaciones.

En este sentido, parece probado que fue el propio Antonio Vivaldi que escribió los sonetos que acompañan a cada uno de los conciertos y que estructuran los conciertos y que vamos a analizar.

Además Vivaldi utiliza unas tonalidades especiales para cada uno de los conciertos:

  • Primavera: Mi Mayor, describe la luz pura y cálida de la estación primaveral
  • Verano: Sol menor, suave y melancólico, que nos envuelve en su calor pero da paso a una lluvia torrencial que anuncia su paso.
  • Otoño: Fa Mayor, que nos lleva al campo, primero a la vendimio, seguido de la embriaguez del vino, y finalmente a la caza y al ladrido de los perros.
  • Invierno: Fa menor, la lluvia torrencial sobre la tierra helada revelan el duro clima invernal.

La primavera

Yago Cervera Alonso, violín solo

La primavera no sólo son las flores, el sol y el buen tiempo. Los primeros instantes de la primavera son misteriosos e inquietantes. Troncos solitarios como naturaleza muerta tras pasar el duro el invierno esperan las aguas del deshielo. Los pájaros, cantan y revolotean en unos juegos nupciales, interrumpidos por tormentas inminentes que sorprende a los caminantes. La siesta del pastor es interrumpida por el ladrido lejano de un perro (interpretado por la viola). El concierto acaba con la fiesta de los pastores con gaitas (roncón de los bajos) y danzas preludiado y finalizando con las campanas de la iglesia (violas). Este es el soneto que escribió Vivaldi:

Llegó la primavera, y los rientes pájaros la saludan con su canto.

Bajo el soplo del céfiro, las fuentes con dulce son discurren entretanto.

Cubren el aire con su negro manto, nuncios electos, trueno y rayo ardientes.

Callados éstos, las aves silentes tornan de nuevo a su canoro encanto.

Y así, sobre el florido ameno prado, al caro murmurar de la arboleda duerme el cabrero con su can al lado.

Pastor y ninfas, en la choza amada, danzan al son de la zampoña leda en esta Primavera iluminada.

El verano

Yago Cervera Alonso, violín solo

El tórrido verano agota al pastor y al rebaño. El canto obsesivo y penetrante del cuco, preludia la de otros cantos de aves como la tórtola o el trino del jilguero. Una borrasca veraniega se acerca, y el joven labrador sólo en pensar lo que puede devastar la tormenta, se pone a llorar desconsoladamente. Sus temores se hacen realidad, y truenos y relámpagos espantan furiosos insectos. El granizo termina descabezando los trigales, y las esperanzas del joven, desvanecidas. Así lo escribía Vivaldi en su soneto:

Bajo dura estación que el sol enciende -mustios hombre y rebaño-, arde el pino. 

Suelta el cuco la voz;

cuando la entienden, la tórtola canta y da el jilguero un trino Céfiro dulce sopla, mas la emprende Bóreas, sin tardar, con su vecino.

Llora el zagal, pues temeroso atiende una fiera borrasca y su destino.

Roba a sus miembros laxos el reposo del relámpago el miedo, y truenos fieros y de las moscas el tropel furioso. ¡Ah, que son sus temores verdaderos! Truena y fulmina el cielo y, granizoso, desmocha los trigales altaneros.

El otoño

Eduardo Muñoz Hernández, violín

El otoño comienza con la fiesta de la vendimia. Aldeanos y aldeanas se apresuran a celebrar la buena cosecha con bailes y cantos rurales. Al poco tiempo, dos borrachos se tambalean en la fiesta y terminan dando un cabezazo para entrar en un sueño mareado. Tras la siesta y el descanso oportuno, los cazadores al amanecer salen a cazar las fieras. Suenan los disparos y el trotar de los caballos y los ladridos de perros, la presa aunque mal herida, todavía ataca y es fiera.

Así lo expresaba Vivaldi en su soneto:

EI rústico, con bailes y con cantos, celebra la vendimia y su alborozo del licor de Baco encendidos tantos terminan en el ensueño su gozo. 

Se entregan a los bailes y los cantos, al aire que, templado, da alborozo, a la estación, que está invitando a tantos de un dulcísimo sueño al bello gozo. 

Cazadores al alba van saliendo con cuernos, escopetas y jaurías. 

Huye la fiera, mas la van siguiendo; pasmada y laxa por la algarabía de escopetas y perros, va muriendo herida, y amenaza todavía.

El invierno

Yago Cervera Alonso, violín solo

El frío hace tiritar a los cuerpos, expresado con los trinos y la técnica del “sul ponticello” (sobre el puente). Correr y moverse rápidamente con acelerandos de la cuerda. En un momento dado, los dientes castañean sin poder evitarlo. El segundo movimiento continúa en casa, al lado del fuego; en la calle los pizzicatti de la cuerda simbolizan la lluvia que cae. Mirando al fuego siempre los pensamientos fluyen y se complican. En el tercer movimiento, se describe el momento de salir de casa, resbalando por momentos sobre un hielo inestable. Pero parece que el viento frío e impetuoso va hacer desagradable la salida. Así lo expresa Vivaldi en su soneto:

Entre la nieve, tiritar helado al severo soplo de hórrido viento, correr,

siempre los pies en movimiento castañear cuando el hielo es extremado. 

Los días quietos, ir del fuego al lado mientras fuera la lluvia moja a ciento; caminar sobre el hielo a paso lento; por temor de caer, ser avisado. 

Ir firme, resbalar, caerse al suelo, levantarse, corriendo presuroso sin que se rompa y resquebraje el hielo. Sentir que del cerrado calabozo Bóreas, Siroco y todos alzan vuelo. Esto es Invierno, pero traiga gozo.

Próximos conciertos

21 de Junio – 20h – CORO XENAKIS (Claustro)

27 de Junio – 20h – Grupo vocal ALEPH (Capilla)

28 de Junio – 20h – CORO NOIALTRE (Claustro)

Leer más: Vivaldi, el cura discapacitado
 

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